Gambito de Caballo

 

 

“Gambito: (Del ital. gambitto, zancadilla) m. Lance en el juego de ajedrez que consiste en sacrificar un peón o pieza, a cambio de conseguir una ventaja en el ataque.”

Diccionario Enciclopédico Salvat

 



Prólogo

Cuando pequeño, me gustaba mirar fotos familiares antiguas, las que estimulaban mi imaginación, amarillentos recuerdos de momentos congelados en el tiempo. ¿Quién sería esa señora desconocida vestida con un severo traje victoriano que me miraba desde su retrato color sepia? ¿Cuál habría sido el resultado final del partido disputado entre dos anónimos cuadros de barrio e inmortalizado por la estupenda atajada del guardameta que descolgaba la pelota del ángulo izquierdo?

Las fotografías más fascinantes eran aquellas en que aparecían aviones, y en especial, una donde un joven mecánico, de mameluco grasiento y que se parecía tanto a mi padre ( mucho más delgado y con demasiado pelo), posaba frente a un extraño artefacto de nariz acristalada, lleno de armamento, que lucía el Nº 157 y que era como aquellos bombarderos que conducía el personaje del Gral. Savage, contra unos alemanes malísimos, en la serie televisiva de aquellos años 60's llamada “Comando Aéreo”. Claro que por entonces no parecía haber diferencias entre un bombardero cuatrimotor como el B-17 norteamericano de la pantalla chica, y un bombardero mediano bimotor B-25 Mitchell de la Aeronáutica Militar.

Al reverso de esa fotografía aún puede leerse, escrito (seguramente por el fotógrafo) a lápiz, con prolija letra: “0.70, 15 de junio de 1950. Base Militar Nº 1”, es decir el lugar y fecha de la foto y el precio que pagó el Cbo. José Dardo Palermo, para ser inmortalizado frente a lo que en aquella época era un avión de combate prácticamente nuevo y que había sido recientemente incorporado a las Fuerzas Armadas orientales.

 

 

El padre del autor frente al B-25 Matrícula Nº 157

Con el correr del tiempo, ya cadete de la Escuela Militar Aeronáutica, pude ver otras fotografías, en las cuales aparecían impresionantes formaciones de bombarderos en alegre compañía de poderosos cazas, todos ellos luciendo las escarapelas de Artigas, y rodeados de una leyenda fascinante que refería a un pasado glorioso.
Hacia el año 1962, y a pesar de que otras fuerzas aéreas de América continuaron volando esos modelos por otra década, esas hermosas máquinas voladoras fueron dadas de baja y pasaron definitivamente a la historia.

Con ellas había nacido la Fuerza Aérea Uruguaya, y también con ellas había vivido, lo que es tal vez hasta ahora, su etapa más legendaria, y verdadero objeto de culto.

Ninguna de esas máquinas fue conservada, ni siquiera como pieza de museo. Terminaron sus días siendo chatarreadas a golpe de hacha y transformadas en lingotes de aluminio. ¿Se debió a razones técnicas? ¿Fue por falta de presupuesto o abastecimiento? ¿Hubo alguna otra razón para decidir su baja?

Dice el sentido común que muchas veces las cosas no se explican por un único hecho, sino que responden a una serie de factores. Con este modesto trabajo pretendo aportar, desde un punto de vista objetivo, algunos de los elementos que podrían haber influido en la decisión de desprogramar definitivamente a los B-25 Mitchell en nuestra Fuerza Aérea.


Agradezco a todos aquellos quienes colaboraron para que este trabajo fuera posible, y lo dedico a mi hija Julieta, a mi esposa Inés, a la que reconozco su infinita paciencia y comprensión, y al Sgto. (AT) José Dardo Palermo (1928-1996), padre ejemplar y mejor amigo.

José Palermo

 

 

 




 
Introducción

En 1950 arribaron a nuestro país, procedentes los EEUU, aviones de bombardeo mediano B-25 Mitchell, los cuales prestaron loables servicios hasta el año 1963 cuando fueron desprogramados. Dicha incorporación se produjo dentro de un programa norteamericano de ayuda militar en toda América Latina, que respondía a la defensa de sus intereses en la región.
El presente trabajo, que toma como centro la fuerza de bombarderos mencionada, pretende dilucidar algunos aspectos referentes a los posibles intereses internacionales, tanto norteamericanos como argentinos, que podrían haber influido en la incorporación y baja de estos nobles aviones en nuestras Fuerzas Armadas.

En definitiva se maneja como hipótesis de trabajo, que la ayuda militar norteamericana en América Latina era una herramienta para materializar la gran influencia internacional que había adquirido este país durante la post-guerra, y que la distribución de la misma en el Río de la Plata, estuvo muy marcada por la rivalidad que le planteaba a los EEUU la potencia local de entonces, es decir la República Argentina. Cuando las circunstancias y el contexto político cambiaron, no fue necesario, desde el punto de vista norteamericano, seguir apoyando una fuerza de combate importante en la región y la ayuda militar se inclinó más hacia las políticas de tipo “acción social”, privilegiando la incorporación de aviones de transporte y de helicópteros, en detrimento de los de combate.

A los efectos reseñados se procederá a aportar en primera instancia los antecedentes históricos, luego se hará una breve reseña de las políticas aplicadas por los gobiernos norteamericano y argentinos de la época, y se proveerán algunos datos sobre los aviones y su desempeño en nuestra fuerza. A continuación se analizarán los cambios en la realidad política internacional, y se aportarán detalles sobre el fin de la vida operativa de los Mitchell, para finalizar con las conclusiones del trabajo.

A veces es posible afirmar que estamos inmersos en un gran juego de ajedrez, donde el mundo entero es el tablero, y es muy difícil distinguir quienes son las piezas y quienes los ajedrecistas.

 

¿Son las piezas del ajedrez conscientes de su papel? ¿Lo son los ajedrecistas?

 

 

 


 

CAPITULO I

Un Gibraltar en el Plata

 

1. El ajedrecista

En los años inmediatamente anteriores a la segunda guerra mundial, los Estados Unidos de Norteamérica volcaron sus ojos hacia el continente sudamericano preconizando la liberalización de los mercados, a los efectos de poder colocar los productos de sus industrias tan vapuleadas durante la gran crisis de 1929 y que ahora renacían gracias a la política económica del New Deal (Nuevo Trato), pero también para aumentar paulatinamente su esfera de influencia política, en detrimento de la égida cada vez más reducida del agonizante imperio británico.

Es en ese contexto, que el presidente F. D. Roosevelt proclamó en 1933 la política del “Buen

Vecino” Mercader Antonio Dr. “El Año del León. 1940: Herrera, las bases norteamericanas y el complot   nazi” Ediciones Santillán S.A. Montevideo 1999.Pág. 33, (sus detractores la llamaron el “buen negocio”), la cual además del aspecto económico, incluía implícitamente la renuncia a la intervención armada directa para defender los intereses estadounidenses en el resto de América. Se apartaba así aparentemente -o dándole una nueva forma- de la Doctrina Monroe, la cual rezaba brevemente, “América para los americanos” (del norte, se podría afirmar) y fue llevada a cabo en forma muy agresiva por presidentes norteamericanos tales como Teodoro Roosevelt, el cual, no solo había aplicado las ideas de Monroe, sino que lo había hecho en forma amplia y mediante lo que se dio a llamar la política del “Big Stick “ (gran garrote). En el fondo F.D. Roosevelt no abandonaba la doctrina Monroe, que después de su muerte resurgiría más fuerte aún, pero sin duda, renunciaba a la amenaza directa de esgrimir un bate de béisbol para defender los intereses norteamericanos. Eso sí, sin duda lo mantenía escondido debajo del escritorio de negociaciones y además, convenientemente revestido de satén.

2. La Reina del Plata

 Ante el cambio reseñado en la política norteamericana, muchos países americanos respiraron más tranquilos y se sintieron estimulados a cultivar estas relaciones para colocar sus productos primarios. Existía en esa época, sin embargo, una potencia sudamericana que no temía desafiar al gigante del norte, que era totalmente rebelde a sus dictados y que consideraba cualquier problema que refiriese al Río de la Plata como asunto de seguridad nacional. Nos referimos a la República Argentina, la cual era una verdadera “piedra en el zapatoMercader Antonio Dr. “El Año del León. 1940: Herrera, las bases norteamericanas y el complot   nazi” Ediciones Santillán S.A. Montevideo 1999.Pág. 83 para el Departamento de Estado.

Argentina hasta hacia muy poco tiempo había defendido la tesis propuesta a principios del siglo XX por el canciller Estanislao Zeballos, por la cual se proclamaba poseedora de la soberanía exclusiva sobre el Río de la Plata, y por tanto solo le correspondía a nuestro país una “costa seca”, y aunque dicha posición extrema no era sostenible hacia 1940, si creía poseer un mejor derecho sobre el estuario, siendo especial y extremadamente celosa sobre cualquier circunstancia que pudiera entorpecer la libre circulación en el canal de navegación, que casualmente, por un capricho de la Naturaleza, pasa muy cerca de la costa uruguaya.

El Vice Almirante Argentino Segundo R. Storni, citado por el General de División Juan Enrique Gugliamelli, manifestaba en la primera mitad del siglo que: “En el sector del Río de la Plata el paso vital es el Canal del Indio... esta obra no era necesaria para nadie salvo para el pueblo argentino...”Guglialmelli. Juan Enrique. Gral de Div “Geopolítica del Cono Sur” El Cid Editor. Buenos Aires 1979. Pág.. 65, agregando luego que la conservación libre de este Canal y sus tres salidas es el problema vital de su defensa marítima costera. Decía también el mencionado marino, que Uruguay solo interesaba en función de la seguridad y defensa del Río de la PlataGuglialmelli. Juan Enrique. Gral de Div “Geopolítica del Cono Sur” El Cid Editor. Buenos Aires 1979. Pág.. 73.

3. Jaque a la Reina

Con el comienzo de la Segunda Guerra mundial, los Estados Unidos intentaron establecer varias bases aeronavales en las costas centro y sud-americanas, justificando sus acciones como forma de defensa ante unas aparentemente invencibles potencias del eje, que tenían intereses muy grandes en los recursos y territorios americanos.

Una de esas bases estaba destinada, según los planificadores norteamericanos, a establecerse en las cercanías de Punta del Este (Uruguay), por lo cual se enviaron algunas misiones diplomáticas a nuestro país con el fin de obtener el beneplácito del gobierno nacional para la concreción de las mismas.

La primera de estas misiones estuvo a cargo del Capitán William Oscar Spears. el cual no anduvo con rodeos al exponer sus deseos. Uruguay, dijo, era el “blando bajo vientre sudamericano. Estados Unidos tenia versiones de una posible insurrección quintacolumnista o de una invasión apoyada por Alemania… Se necesitaba al menos una base aeronaval capaz de vigilar y, si fuera necesario, clausurar la circulación por el canal navegable del Río de la Plata...Mercader Antonio Dr. “El Año del León. 1940: Herrera, las bases norteamericanas y el complot nazi” Ediciones Santillán S.A. Montevideo 1999.Pág. 77. El subrayado es del autor. .

Hacia 1942, el propio Edgar J. Hoover, director histórico del FBI, refrendaba con su firma un documento secreto (hoy desclasificado), que refiriéndose a los intereses de una supuesta potencia europea, decía lo siguiente: “Una pequeña pero bien organizada fuerza militar en Punta del Este o Montevideo podría controlar la boca y el canal del Río de la Plata y podría bloquear efectivamente todo el comercio a través de los puertos argentinos de Buenos Aires y Rosario... especialmente si dispone de una aviación efectiva...

Huelga aclarar que en ningún momento se temió por parte de EEUU cualquier tipo de invasión o intento golpista pro-eje en el Uruguay, y que el monstruo nazi era solamente usado como un caballito de batalla para obtener el establecimiento de las bases norteamericanas en nuestro país. Baste a modo de ejemplo citar la lista que a mediados de 1940 fuera realizada bajo la directa supervisión del general Marshall en colaboración con el almirante Stark, ratificada luego por el propio presidente Roosevelt, en la cual se establecía una lista de los países sudamericanos de acuerdo a las prioridades para

 

http://earth-pics.com/earth_observatory_images/pages/STS%2035-073-039%20Parana%20R%20Estuary,%20Rio%20de%20la%20Plata,%20Ar~D87.htm

El Río de la Plata visto desde el Norte

distribuir ayuda militar estadounidense, la quel estaba encabezada por Brasil y México a los efectos de que pudieran protegerse de “ataque exterior o desorden interno”.

Uruguay, en cambio, figuraba en los últimos lugares solo delante de Bolivia y Perú, únicamente para asegurar “su estabilidad interna”, ya que era considerado implícitamente seguro y estaba destinado a recibir ayuda solo “después que los requerimientos de los anteriores países sean colmadosMercader Antonio Dr. “El Año del León. 1940: Herrera, las bases norteamericanas y el complot nazi” Ediciones Santillán S.A. Montevideo 1999.Pág. 88..

 

4. La acción recíproca de Clausewitz

“Cada rival fuerza al otro y esto acarrea acciones recíprocas teóricamente ilimitadas”  K.V. Clausewitz Moglia Francisco. Traductor. Clausewitz Karl von. “De la Guerra”.Editorial NEED. Buenos Aires 1997. Pág.21

Anexo B - Recorte de prensa sobre maniobras militares argentinas - Clic para agrandarDe más esta decir, que una base aeronaval norteamericana que pudiera controlar la navegación en todo el Río de la Plata y por ende en la Cuenca de los Ríos Paraná, Paraguay y Uruguay, era mucho más de lo que Argentina estaba dispuesta a tolerar, y se opuso tajantemente, ejerciendo muy fuertes presiones diplomáticas sobre nuestro país y sobre los propios EEUU, que incluyeron incluso despliegue y maniobras de fuerzas militares, así como hostigamiento por parte de sus buques de guerra a unidades navales norteamericanas.

En referencia a los sucesos navales, es de destacar el incidente reportado por el Almirante Andrew C. Pickens, el 4 de julio de 1940, cuando dos destructores argentinos, el “Independencia” y el “T-13”, hicieron acercamientos peligrosos e intimidatorios contra el crucero americano “Wichita” (en misión diplomática por la instalación de las bases en cuestión) a su salida del puerto de Montevideo. La proximidad de la costa, no dejaba de ser, de paso, una advertencia a nuestro gobierno por sus devaneos con el gigante del norte.

5. La Reina parece imponerse

Finalmente, luego de varios años y muy complicados vaivenes políticos, tanto nacionales como internacionales, que llevaron incluso a interpelaciones parlamentarias, los norteamericanos cedieron en su intento de establecer bases permanentes en el territorio oriental.

Hacia mediados de 1944, pese a que ya se había avanzado en la construcción de lo que hoy es la Base Aeronaval “Capitán C. Curbelo”, el embajador norteamericano en Uruguay, William Dawson, y el Director de la División Río de la Plata del Departamento de Estado, coincidían en opinar que era necesario abandonar el proceso de construcción pasándolo a manos uruguayas, y terminar con los planes del establecimiento de las bases, pues se ponía en peligro la estabilidad política tanto de la región como de la interna uruguayaMercader Antonio Dr. “El Año del León. 1940: Herrera, las bases norteamericanas y el complot nazi” Ediciones Santillán S.A. Montevideo 1999. Pág. 196.

6. Tablas

Nadie duda ( ni dudaba a mediados del siglo XX) que Uruguay tiene vínculos de amistad con los Estados Unidos, y que este último aumentó su influencia en toda América Latina y también en nuestro país durante el período que va desde la pre-guerra a la guerra de Vietnam, desplazando completamente a la influencia británica.

Los argentinos son muy conscientes de esos vínculos, que, aunque nos duela, no se puede negar que tienen un aroma de supervisión, y baste para ello solo sopesar la desproporción territorial y económica que nos separa de los EEUU.

Sin embargo, puede que nuestros hermanos del Plata tengan incluso una visión más extremista sobre la naturaleza de nuestra relación con EEUU, que los lleve a verla como algo que va mas allá de la mera influencia internacional, sopesándola como de control cuasi-colonial. Baste citar al Gral. de División argentino Juan Enrique Gugliamelli, quien dice refiriéndose al Uruguay: “El 'estado tapón' se transformó así en un factor de equilibrio entre los dos vecinos poderosos, pero controlado en última instancia por Gran Bretaña, su partera, primero, y prácticamente desde el comienzo de siglo por los Estados Unidos de Norteamérica, después”.Guglialmelli Juan Enrique. Gral de Div “Geopolítica del Cono Sur” El Cid Editor. Buenos Aires 1979. Pág.. 180. La negrita es del autor.

 Desde este punto de vista, es dable pensar que si bien Estados Unidos fracasó en establecer bases propias en el territorio uruguayo, con la finalidad de controlar toda la navegación y salida comercial de la cuenca del Plata, ¿no podría acaso conseguir que un aliado hiciese ese trabajo? Tal vez fuera conveniente para los intereses norteamericanos, dotar a Uruguay de “Una pequeña pero bien organizada fuerza militar con una aviación efectiva..., como rezaba aquel documento del FBI al que hicimos referencia, de tal forma de matar dos pájaros de un tiro: por un lado, estrechar los lazos con Uruguay reafirmando la relación, y a su vez mantener una espada de Damocles sobre la soberbia y rebelde Argentina, sin involucrar en esta ocasión al Departamento de Estado norteamericano, que mantendría una posición políticamente correcta. Si todo eso se podía hacer con excedentes de guerra, a bajo costo y ejerciendo alguna forma de control más directa gracias a un convenido de ayuda militar, tanto mejor.

El ajedrecista no había conseguido el triunfo total. Fracasó al intentar establecer un nuevo Gibraltar, pero tras un compás de espera, forzó tablas, colocando un Caballo que molestaba a la Reina.


 

 



CAPITULO II

La Gran Cruzada en el Nuevo Tablero

 

En el período de post guerra todo cambió. Los viejos enemigos estaban destruidos, pero habían surgido otros nuevos. De las cenizas del nuevo mundo surgía otro distinto e igual al mismo tiempo. En él la guerra, como siempre, estaba presente, pero ahora tenía otra temperatura, era mucho más fría y ya no era de alcance parcialmente mundial, sino que era más bien de alcance planetario.

La sorda lucha se extendía por todos los continentes de polo a polo. Como no podía ser de otra manera, el Río de la Plata no estaba ausente.


1. Mueven las blancas

Del viejo mundo dos potencias habían surgido. Estaban destinadas a ser dos superpoderes capaces de destruir el planeta cientos de veces. Cada una tenía su propia área de influencia, y allí donde los extremos de sus égidas se rozaban, surgía fricción y a veces esa fricción entibiaba el normalmente helado enfrentamiento.

El águila volaba vigilante sobre todo el tablero de ajedrez, aún sobre el lejano y sureño patrio trasero.

a. Dos estilos de juego una sola estrategia

En los años que siguieron a la Segunda Guerra Mundial, se sentaron las bases de lo que dio a llamarse la “guerra fría”, lo que traería como consecuencia la división del mundo en dos bloques políticos, uno liderado por los Estados Unidos y otro por la Unión Soviética, o sea el llamado mundo “bipolar”.

Harry S. TrumanAl frente del gobierno norteamericano, estuvieron en esa época dos presidentes, el primero de ellos fue Harry S. Truman, hasta entonces, un oscuro senador por el estado de Missouri que accedió a la presidencia tras la muerte de F.D. Roosevelt, ocurrida en abril de 1945, y al que muchos consideraron como llegado a la Casa Blanca por pura casualidad.

Las elecciones de 1948 eran la oportunidad de la oposición de acceder al gobierno, el cual habían perdido frente a los demócratas, durante la gran depresión pero, contra todos los pronósticos, el campechano Truman, consiguió derrotar al candidato republicano Thomas Dewey, el cual era el gobernador de Nueva York, y perpetuar así el gobierno para su partido durante 4 años más.

Dwight EisenhowerFinalmente en las elecciones de 1952 los republicanos consiguieron luego de 20 años retornar al gobierno, y lo hicieron gracias a una figura emblemática, un héroe de guerra, el General Dwight Eisenhower, mas conocido como “Ike”.

Tanto Truman como Ike, si bien pertenecían a partidos distintos y tenían estilos de conducción también divergentes (el primero era campechano y directo, mientras que el otro se caracterizaba por su estilo serio y solapado), mantuvieron una política exterior consistente, debido a que desde principios de los años cuarenta, las diferencias en materia de política exterior entre ambos partidos eran más de forma que de contenido.

b. Los cruzados
Los dirigentes de los dos partidos políticos, suscribían a la concepción del mundo que el editor y millonario republicano Henry Luce había defendido en un articulo titulado “The American Century” (“El Siglo Americano”), publicado en la revista Life de la cual era propietario en diciembre de 1941.

En el referido artículo se instaba a que la élite del poder “aceptara de todo corazón nuestro deber y nuestra oportunidad como la nación más poderosa y vital del mundo y, en consecuencia, ejerciera sobre el mundo todo el impacto de nuestra influencia para aquellos propósitos que consideremos convenientes, y a través de aquellos medios que consideremos apropiados... ha llegado el momento de convertirnos en la potencia de la cual las ideas se esparzan por todo el mundo”.www.lajiribilla.cu/pdf/cronica2.pdf Capitulo 2 La administración de Eisenhower y su política exterior. Pág. 48.

Según el profesor Richard Barnet, en su obra “Roots of War”, la formulación de Henry Luce se convirtió en el principio rector de la política exterior norteamericana y agrega además que “Todos los elementos de un poderoso credo imperial están presentes: un sentido de misión, de necesidad histórica y de fervor evangélico. Quizás lo más importante es que el credo imperial norteamericano estaba dotado de mecanismos retóricos particularmente efectivos en ocultar la codicia con el lenguaje de la calidad, y en oscurecer la voluntad nacional de ganar, designándola como el peso de la responsabilidad”.Citado en   www.lajiribilla.cu/pdf/cronica2.pdf Capitulo 2 La administración de Eisenhower y su política exterior. Pág.49

Los soviéticos eran por entonces el enemigo a vencer. Todo lo que pudieran hacer tanto Truman como Ike para hacerlo, estaba justificado por su cruzada y su credo cuasi religioso, Estados Unidos había surgido victorioso e indemne de la segunda guerra mundial. Más fuerte que nunca, era el momento de reclamar su corona y nada impediría que la tomase, pues ese era su destino histórico.

Reflejando estas ideas, vemos que en su mensaje sobre el Estado de la Unión en 1947, decía Truman: “La estabilidad mundial puede ser destruida cuando las naciones con grandes responsabilidades se niegan a mantener los medios para hacer frente a esas responsabilidades...”May Ernest R. Las Relaciones Internacionales. Colección IMAGEN DE ESTADOS UNIDOS. Editorial Vea y Lea. Buenos Aires. Argentina.1964.Pág. 275., y ese mismo año frente al Congreso norteamericano: ”Los pueblos libres del mundo se vuelven hacia nosotros en busca de ayuda para conservar su libertad. Si vacilamos en nuestra misión de conducción... arriesgaremos el bienestar de nuestra propia nación”May Ernest R. Las Relaciones Internacionales. Colección IMAGEN DE ESTADOS UNIDOS. Editorial Vea y Lea. Buenos Aires. Argentina.1964.Pág. 280.

c. “Iván”, el nuevo Fantasma

No había dudas, los comunistas eran los demonios, el enemigo a vencer, toda la política americana debía dirigirse a la derrota total de bloque soviético en todo el mundo, ya fueran estos una amenaza real o no.

Esta posición política, adquirió expresión pública concreta en lo que dio a llamarse la Doctrina Truman o la Política de Contención (del bloque soviético), pero existía también un documento secreto, el Documento de Seguridad Nacional NSC-68, de 1950.

Este último, contenía una versión mucho más dura y extrema, cuyo fundamento era: so pretexto de la lucha contra el comunismo, los Estados Unidos desarrollarían una activa política exterior y de seguridad nacional destinada a enfrentar toda “amenaza” a sus intereses, según fuera interpretada por sus propios dirigentes. Los norteamericanos ya tenían un perfecto chivo expiatorio para justificar su campaña de seguridad y su cruzada.

Por otra parte, como lo ha señalado el profesor Richard J. Barnetwww.lajiribilla.cu/pdf/cronica2.pdf Capitulo 2 La administración de Eisenhower y su política exterior, la puesta en práctica de esta doctrina de seguridad nacional estadounidense, tuvo varias consecuencias dentro de la burocracia norteamericana, adquiriendo gran influencia instituciones tales como la CIA y el Pentágono, creándose también nuevos centros de poder. Pero mucho más interesante para esta investigación, fue el hecho que la asistencia militar, como instrumento de política exterior, adquirió gran importancia.

d. El patio trasero

En lo que respecta a América Latina y el Caribe muchos académicos norteamericanos han calificado la política de los EEUU como de “desidia benigna”, aunque algunos hablan de “indiferencia perversa”. La administración de Eisenhower no fue una excepción. Al igual que en su política exterior general, el gobierno republicano siguió en el hemisferio una política muy similar a la trazada en época de Truman, pero con un tinte todavía más conservador y reaccionario.

El profesor Gaddis Smith, de la Universidad de Yale, ha señalado que entre 1949 y 1950, se manifestó un “cambio dramático” en la política hacia el continente latinoamericano, que se correlacionaba con los cambios ocurridos en el ámbito internacional. Como resultado de ello, se produjo “un uso sin precedentes de la Doctrina Monroe para justificar la intervención encubierta contra un gobierno latinoamericano y una disposición general a atemperar el apoyo a las democracias con vista a enfrentar al comunismo”Citado en   www.lajiribilla.cu/pdf/cronica2.pdf Capitulo 2 La administración de Eisenhower y su política exterior. Pág. 57.

Afirma también, que el resultado de una buena parte de la política norteamericana en América Latina, desarrollada por los funcionarios americanos de mayor nivel, tenía muy poco que ver con la América Latina real, pero sí mucho que ver, con la forma en que esos funcionarios veían a los Estados Unidos proyectando su poderío en el mundo y siendo amenazados por la proyección del poderío de la Unión Soviética.

Por ello, los Estados Unidos no debían tener ninguna aflicción en aplicar la Doctrina Monroe, aunque estaban en pleno siglo XX y la política del “Buen Vecino”, supuestamente había terminado con las flagrantes intervenciones directas.

Según citó Gaddis Smith, el Director del Departamento de Estado en 1950, George F. Kennan, en un informe titulado “América Latina como un problema en la política exterior de los Estados Unidos”, era partidario de una línea de “mano dura” en América Latina, que estimulara las acciones anticomunistas de los gobiernos de la región y los incentivara, cuando fuera necesario, con “medidas coercitivas que inculquen en otros gobiernos el temor de antagonizarnos mediante una tolerancia excesiva de las actividades antiamericanas y que, sin embargo, no sean susceptibles de ser aprovechadas por nuestros enemigos, como constitutivas de intervención o imperialismo o medios ilícitos de presión”www.lajiribilla.cu/pdf/cronica2.pdf Capitulo 2 La administración de Eisenhower.

El presidente Eisenhower y el secretario Dulles querían proteger la imagen de los Estados Unidos en el exterior, particularmente en América Latina. Solo unas pocas semanas antes de que Eisenhower asumiera la presidencia, un “Estimado Nacional de Inteligencia” de la CIA, había enfatizado que América Latina estaba amenazada por “la presión del nacionalismo”, y que esa tendencia, podría eventualmente “afectar la solidaridad hemisférica y los intereses de seguridad de los Estados Unidos”www.lajiribilla.cu/pdf/cronica2.pdf Capitulo 2 La administración de Eisenhower, la misma advertencia fue repetida por Allen Dulles en una reunión del Consejo de Seguridad Nacional del 18 de febrero de 1953, y a mediados de marzo, el NSC 144/1 80 decía que los Estados Unidos debían evitar la apariencia de una acción unilateral en los asuntos internos de las repúblicas latinoamericanas.

La política del “buen vecino” estaba tan muerta como su promotor. El “gran palo” estaba de nuevo sobre la mesa, más grande y fuerte que nunca.


2. La Reina más rebelde
Durante la presidencia de Truman y gran parte de la de Ike, la República Argentina estaba atravesando un proceso que la marcaría profundamente y que la tornaría aún más rebelde y molesta a los ojos del gobierno norteamericano.

Durante la segunda guerra mundial, la Argentina había, como ya lo relatamos antes, mantenido una política de obstinada neutralidad que expresaba en el fondo un exacerbado nacionalismo, circunstancia agravada por la aparente simpatía que los gobiernos argentinos de la época parecían tener a las potencias del Eje.

En 1944, un cónsul honorario argentino, fue detenido por los aliados en un viaje que hacia a Europa y se descubrió que tenía la misión de comprar armas en Alemania para el ejército argentino.

Frente a estos hechos, el Departamento de Estado le presentó a Argentina una especie de ultimátum, y los países americanos en protesta retiraron sus embajadores de Buenos Aires, por lo cual y ante la Juan Domingo Perónamenaza de no poder ingresar a las Naciones Unidas una vez que finalizara la guerra, el vecino país finalmente tuvo que romper relaciones con Alemania y Japón, declarándoles la guerra en marzo de 1945.

De fundamental importancia, fue el ascenso al poder de Juan Domingo Perón, el cual asumió la presidencia constitucional de la Argentina el 4 de junio de 1946, extendiéndose la misma, por dos períodos, hasta el mes de septiembre del año 1955.

Perón llevo a cabo un gobierno cuyos principales aspectos contribuyeron a volver aún más delicada su relación con los norteamericanos.

a. El aspecto económico
La economía del sistema peronista fue, nacionalista, estadista y autarquizante.

Se basaba en la idea de una adecuada planificación estatal con fuerte intervención del sector público en el área privada. Se entendía que la Argentina tenía entidad suficiente y un tipo de producción variada como para virtualmente autoabastecerse con productos nacionales.

En definitiva, esto es todo lo opuesto a lo que el gobierno norteamericano preconizaba, ya que abogaba por la liberalización de los mercados y la posibilidad de colocación de sus propios productos manufacturados.

b. El aspecto político

El sistema peronista era autoritario, populista y tendía al partido único.

Era, por supuesto, también opuesto al tipo de sistema democrático que los EEUU decían defender y era peligrosamente parecido a una de las recién derrotadas organizaciones fascistas, y con muchos puntos en común con los países detrás de la cortina, por lo menos a sus ojos.

Es necesario aclarar, que aunque así no fuera, de todos modos se proporcionaba una excusa muy plausible al gobierno norteamericano, para profundizar su política de aislamiento con respecto a la Argentina.

c. El aspecto internacional

En 1949 Perón lanzó la llamada Tercera Posición: anunció al mundo que la Argentina no estaba ni con la U.R.S.S. ni con los EE.UU., sino que adhería a una posición diferente.

Si bien esta tercera posición fue más una cuestión de palabras que de hechos, en definitiva no dejaba por eso de ser irritante, especialmente cuando los Estados Unidos estaban empeñados en reconstruir el mundo y en plena época del Macartismo, donde se aplicaba la noción tan simplista de “o estás conmigo o contra mí”.

De cualquier forma, la Republica Argentina no adhirió inicialmente ni al Fondo Monetario Internacional (FMI), ni a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), ni a la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Es decir, se mantuvo en un aislamiento que respondía básicamente a la idea autarquizante de la política económica que llevaba adelante el gobierno peronista.


d. Tecnología

El gobierno peronista se embarcó en un intento de fomento a su industria nacional, que incluía el desarrollo -bajo control del estado y con la ayuda de científicos alemanes exiliados- de determinadas áreas estratégicas que podían considerarse peligrosas para los intereses norteamericanos.

(1) Aviación

Foto de http://images.google.co.cr/imgres?imgurl=http://www.luft46.com/fw/pulqui2b.jpg&imgrefurl=http://www.luft46.com/fw/ta183-i.html&h=142&w=295&sz=7&tbnid=EKiz-63a0OYJ:&tbnh=53&tbnw=110&start=31&prev=/images%3Fq%3Dpulqui%2BII%26start%3D20%26hl%3Des%26lr%3D%26sa%3DNEl 9 de febrero de 1951, uno de los aviones de caza más avanzados del mundo para su época, fue exhibido al público en el Aeroparque de Buenos Aires en la avenida Costanera, se trataba del Pulqui II (Flecha), que había sido diseñado y construido enteramente en Argentina en la provincia de Córdoba, por un equipo ingenieros alemanes y argentinos que lideraba el experto Kurt TankMariscotti Mario.Dr El Secreto atómico de Huemul. Editorial Sudamericana-Planeta. Segunda Edición Buenos Aires. Argentina 1987 Pág. 25..

Aparentemente se trataba de un excelente avión que no llegó en definitiva a la etapa de producción debido a la destitución de Perón.

http://www.ipmsstockholm.org/magazine/2002/06/stuff_eng_profile_pulqui.htm - Perfil por R.Dacoba










(2) Energía nuclear

El sábado 24 de marzo de 1951 a las 10 de la mañana, Juan Domingo Perón en una conferencia de prensa especialmente convocada para la ocasión anunció al mundo: “El 16 de febrero de 1951, en la planta piloto de energía atómica en la isla Huemul, de San Carlos de Bariloche, se llevaron a cabo reacciones termonucleares bajo condiciones de control, en escala técnica”Mariscotti Mario.Dr El Secreto atómico de Huemul. Editorial Sudamericana-Planeta. Segunda Edición Buenos Aires. Argentina 1987 Pág. 22.

El programa de investigaciones nucleares argentino estaba a cargo del científico austriaco de 42 años, nacionalizado argentino, Ronald Ritcher.

De acuerdo a los anuncios todo indicaba que Argentina había logrado controlar la fusión nuclear y podría en un futuro cercano tener energía barata y abundante, así también como armamento nuclear. La prensa internacional dio amplia y entusiasta cobertura al asunto. En Londres el periódico “The Times” anunció en un titular: “Energía atómica barata a través de un proceso original, según el Presidente Perón”Mariscotti Mario.Dr El Secreto atómico de Huemul. Editorial Sudamericana-Planeta. Segunda Edición Buenos Aires. Argentina 1987 Pág. 22.

El "New York Times" por su lado le dedicó una columna en la primera pagina de su edición dominical en la que decía: “Perón anuncia una nueva forma de extraer energía del átomo”Mariscotti Mario.Dr El Secreto atómico de Huemul. Editorial Sudamericana-Planeta. Segunda Edición Buenos Aires. Argentina 1987 Pág. 22.

Si bien el sueño de la fusión controlada a gran escala sigue siendo un sueño hasta hoy en día, en aquellos tiempos tenía todos los visos de verdad necesarios y era tan preocupante que la Comisión de Energía Atómica de los Estados Unidos decidió dedicar tiempo y dinero “en el área en el cual el físico Ronald Richter, trabajando en Argentina, ha sostenido haber logrado éxito”.


3. Vigilar el tablero, controlar la Reina

Las reglas del juego eran otras, el tablero mundial había cambiado, los norteamericanos y su gobierno estaban inmersos en una cruzada gloriosa y mesiánica contra cualquiera que intentase interponerse entre ellos y su destino, habían aceptado su responsabilidad, y la llevarían hasta las últimas consecuencias.

El monstruo comunista, había sustituido con éxito al monstruo nazi. Alzando la bandera anticomunista y mediante el uso de la presión política, la ayuda militar e incluso la intervención directa, el gobierno norteamericano protegía sus intereses en todo el mundo y en especial en América.

Argentina por otra parte, seguía siendo rebelde, ultra nacionalista, pretendía ser autárquica y sin duda constituía un peligro, aunque no inmediato. Había que vigilarla.

Perón condecora a Ronald Richter


 

 



CAPITULO III

El Caballo de Batalla


1. Las patas del caballo

El corcel que amenazaba la libre navegación de toda la cuenca del Plata tenía dos soportes. El primero de ellos estaba constituido por una punta de lanza compuesta por una relativamente pequeña pero muy bien ubicada fuerza de bombarderos medianos B-25 Mitchell, excedentes de guerra, con su correspondiente escolta de cazas F-51, la cual fue cedida al Uruguay en 1950, mientras que el segundo soporte, mucho más amplio, estaba formado por un convenio de asistencia militar suscripto por nuestro país con los Estados Unidos dentro del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca.  

(ver "El Ferry del 50", de Julio Salvo)


a. La punta de lanza

El 6 de febrero de 1950 en un avión C-47, parten de la Base Militar Nº 1 con dirección a California (EE.UU.), comandados por el entonces May. Juan Carlos Jorge, los oficiales y técnicos que tendrán por tarea incorporar a nuestra aeronáutica militar 11 aviones B-25 J Mitchell.

Dicha incorporación tendrá lugar, gracias a un vuelo histórico, el cual comenzarán el día 23 de mayo, partiendo de la terminal aérea de la Lockheed, en Los Angeles (California), pasando por San Antonio (Texas), Tampa (Florida), La Habana (Cuba), Puerto Rico, Georgetown, Belén (Brasil), Recife, Río de JaneiroAeronoticias. AñoII. Nº 6 “El B-25 Mitchell en el Uruguay” Pág. 21, arribando finalmente a la Base Militar Nº 1el día 11 de JunioMeregalli, Jaime. “Aportes para la historia de la Fuerza Aérea Uruguaya” Imprenta Nacional, Montevideo.1974 Pág. 454.

Eran aeronaves relativamente nuevas, que habían sido empleadas ampliamente por los Aliados en todos los frentes durante la segunda guerra mundial, que habían adquirido especial fama por haber protagonizado el famoso raid contra Tokio, realizado el 18 de abril de 1942 por 16 de estos bombarderos, comandados por el legendario James Doolittle, que despegando del portaaviones “USS Hornet” atacaron la capital japonesa en un gesto más simbólico que efectivo, a modo de venganza y a solo cuatro meses del ataque nipón a Perl Harbor. Como datos curiosos, puede agregarse que por tratarse de bombarderos terrestres, debieron ser aligerados al reducirles el blindaje y el armamento, aumentando por otro lado la carga de combustible mediante el agregado de un tanque extra fijo y otro desechable, en detrimento de la capacidad en la bahía de bombas.

Hicieron el viaje por mar hasta la distancia de ataque, sobre la cubierta del portaaviones, pues no cabían en los ascensores del mismo, y finalmente, en caso de fallar durante la puesta en marcha, deberían ser empujados y arrojados al mar para dejar espacio a los demás para despegar, lo que de todos modos no ocurrió.

El Cnel. Carlos R. Mercader, que participó, con el grado de Teniente 2º en el vuelo que trajo a nuestro país los B-25 desde California (posteriormente también los F-51 “Mustang”), dice con orgullo: “eran estupendas máquinas, se podía sentir la aceleración cuando se daba potencia... teníamos los mismos del ataque a Tokio, atrás de los pilotos había un tanque de combustible para darle mas autonomía”. Es necesario aclarar, que los B-25 del Raid a Tokio eran modelo “B” modificados, siendo incorporadas algunas de esas modificaciones en los modelos “J” que pertenecieron a nuestra fuerza. Entre ellas destacaba, justamente, el tanque suplementario fijo que se encontraba entre la bahía de bombas y los pilotos, al cual se refiere el Cnel. Mercader.

Perfil por PilotoviejoSe trataba de bombarderos medianos, de cola bi-deriva, tren triciclo, ala media con un diedro característico que le daba forma de ala de gaviota, fabricados por North American, provistos de dos motores Wright Cyclone R-2600 de 1700 hp. cada uno, con un armamento de 13 ametralladoras calibre 12.5 mm (.50), capaces de transportar hasta 2000 kg. de bombas, y de desarrollar velocidades de 485 kph a 3.865 mts.

Los Estados Unidos distribuyeron este modelo por varios países de América Latina, y entre sus usuarios encontramos, además de nuestro país, a Bolivia, Chile, Colombia, México, Perú y Venezuela. Finalmente República Dominicana también adquirió 5 de estas máquinas en 1950, pero a contratistas particulares norteamericanos. Una de las aeronaves dominicanas tenía la particularidad de tratarse de un modelo “H” de nariz sólida. También lo tuvo en sus filas Brasil, que merece una consideración aparte por dos razones. La primera de ellas, es la de haber sido el país sudamericano que más temprano los incorporó, pues le fueron provistos, como país aliado, durante el transcurso de la Segunda Guerra Mundial varios modelos C, D y J que operaron desde las bases de Salvador contra los submarinos alemanes, y además porque fue el que contó con el mayor número, totalizando aproximadamente 93 aviones. Otra mención especial la merece Cuba, que habría operado con 4 de estos aviones, 3 de ellos modelos J y en especial un modelo H, del que hablaremos a continuación. Estos aviones habrían sido sustituidos por 6 u 8 B-26 en 1956.

El B-25 modelo H, se diferenciaba de sus hermanos por tener la nariz más corta y sólida en lugar de la acristalada, y portar, además, un cañón de 75 mm. El avión de Cuba modelo H, al que hacíamos referencia, podría ser, según el dato aportado por el Tte. 1º (Av.) Juan Maruri (sobre el cual continúa trabajando sin haberlo todavía confirmado o publicado), el B-25 Nº Serie 43-4536 que recibió Uruguay el 10 de enero de 1958, dentro del marco de “Military Defense Air Pact”, y que fuera matriculado en Uruguay con el Nº 164. North American B-25H de la Fuerza Aérea Uruguaya









Todos los B-25 integraron el Grupo de Aviación Nº 3 (Bombardeo). Se recibieronun total de 15 aparatos, pues además de los 11 que vinieron en vuelo, y que se matricularon con los números 150 al 160 inclusive, se incorporaron posteriormente, el 29 de diciembre de 1957 un B-25 J, traído en vuelo por tripulaciones americanas el día 7 de noviembre de ese mismo año, que se matriculó con el Nº 161 y casi enseguida, el 10 de enero de 1958 se recibió la última partida de tres aviones, que estaba constituida por dos modelos J, con las matrículas Nº 162 y Nº 163 y el ya mencionado modelo H Nº 164, (aparentemente todos ellos provenientes de Cuba donde habían sido sustituidos por B-26).

Clic para agrandarInicialmente se les colocó un “G-3” (Grupo 3) delante de la matrícula, pero a mediados de la década del 50 se abandonó esa práctica y en los últimos años de su servicio a algunos ejemplares se les colocó en el lado izquierdo de su nariz un escudo relativamente grande, en el que un indiecito viajaba montado sobre una bomba, y delante del escudo el nombre de una tribu o cacique indígena. Se pudo determinar que el Nº 150 era “Guenoa”, el Nº 151 era “Yaro”, el Nº 156 era “Tabaré” , el Nº 158 era “Charrúa”, el Nº 162 el “Chana”, el Nº 163 “Arachán” y el Nº 164 “Boanes”.

De los 15 aviones referidos, dos se perdieron en sendos y lamentables accidentes de los cuales hablaremos a continuación, y otros cinco aviones fueron radiados del servicio por diversas razones, por lo que a la fecha de su retiro, en el año 1963, quedaban un total de 7 aparatos en condiciones de volar.

El primero de esos accidentes, se produjo en septiembre de 1952, en el departamento de Paysandú, en Parada Daymán, cuando se estrelló, al desprenderse sus alas, el B-25 J matrícula Nº 155, piloteado por el Cap. Francisco A. Otero y el Tte. Cnel. Erling Olsen Boje, pereciendo la totalidad de la tripulaciónMaruri Juan Tte. 1º “Historia de la Fuerza Aérea Uruguaya” Segundo Tomo. Montevideo 1996 Pág. 171.. Aparentemente el Sgto. Asimilado Severino Tarocco habría logrado llegar a saltar en paracaídas, pero en forma lamentable habría sido golpeado por alguna parte del fuselaje durante su salida de la máquinaDato de entrevista con el Sr. Cnel (Mant) Hebert Bustos, coincidente con recuerdos del autor de los relatos de su padre. .

El segundo accidente, igualmente trágico, se produjo a tres kilómetros de la estación Villasboas en Departamento de Durazno, el día 10 de julio de 1959, cuando, luego de una misión de bombardeo efectuada al polígono de tiro del embalse del Rincón del Bonete, y a su regreso hacia Carrasco, el B-25 J matrícula Nº 161 y piloteado por el Tte. 1º Enrique Castro y el Tte. 2º Dante Carrero, impactó contra el terreno a velocidad de crucero mientras intentaba

atravesar un banco de niebla. Pereció toda la tripulación excepto el Sdo. Juan González (mecánico) que ocupaba la parte trasera del fuselaje y fue despedido del mismoMaruri Juan Tte. 1º “Historia de la Fuerza Aérea Uruguaya” Segundo Tomo. Montevideo 1996 Pág. 252..

Sin duda se trataba de hermosos aviones, potentes, fuertes y maniobrables, que constituían una fuerza disuasiva real y creíble. Respecto a las bondades de estas máquinas dice el Brigadier (Av.) W. Malatés: “eran muy maniobrables... cuando se le ponían los sobre-compresores por encima de cierta altura se notaba la diferencia de potencia. Era como decolar de nuevo a 10.000 pies”.

 

(ver página de los B-25 uruguayos)


b. El M.D.A.P. (Military Defense Air Pact)

Durante el año 1952 las horas de vuelo de los B-25 Mitchell se habían visto muy disminuidas debido a la falta de repuestos. Una cosa era tener las aeronaves y otra muy distinta mantenerlas en vuelo. La situación se iba sobrellevando a duras penas, gracias principalmente a la inventiva e iniciativa de los Oficiales del grupo, contactos amistosos y a la buena voluntad de algunos pilotos de línea, que se combinaban para lograr “importar” de forma oficiosa algunos repuestos.

Esta situación logró revertirse mediante un “Convenio de Asistencia Militar, (M.D.A.P.)”, que se suscribe con los Estados Unidos dentro del marco del “Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca”, el cual es firmado por el gobierno nacional el día 30 de junio de 1952 , ratificado por la Asamblea General el día 6 de junio de 1953, y publicado en el Boletín de Defensa Nacional Nº 3.487Maruri Juan Tte. 1º “Historia de la Fuerza Aérea Uruguaya” Segundo Tomo. Montevideo 1996 Pág. 252. .

La posición oficial sostenida por Estados Unidos y los países suscriptores del “Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca” , "TIAR" o "Tratado de Río", es que el mismo surgió como consecuencia de la necesidad percibida de un mecanismo que garantizara la seguridad colectiva en el Hemisferio durante la época directamente anterior a la Segunda Guerra Mundial. Aunque la función básica del Tratado se planteó durante la Guerra, únicamente fue aprobado en la Tercera Reunión de Consulta de los Ministros de Relaciones Exteriores realizada en Río de Janeiro, Brasil, en 1947. El Tratado entró en vigor en 1948.

Entre otras cosas, define las medidas y procedimientos que gobiernan la respuesta colectiva de los estados parte cuando un estado miembro sufre un ataque armado o alguna agresión que no constituya específicamente un ataque armado.

Para la posición oficial, el espíritu del Tratado de Río es intentar proporcionar un mecanismo de seguridad colectiva. De acuerdo con sus términos, un ataque armado a uno de sus miembros debe ser considerado un ataque a todos. El tratado también plantea medidas para responder a las agresiones que no se consideran ataques armados, tanto en conflictos extracontinentales como intracontinentales, o "cualquier otro hecho o situación que pueda poner en peligro la paz de América".

El Tratado ha sido invocado en 19 ocasiones desde su aprobación, la más reciente en 1982.

Sin embargo, al margen de la posición oficial, muchos analistas sostienen que uno de los principales problemas que presenta el TIAR, es que responde principalmente a las políticas de Estados Unidos, lo que ha dificultado enormemente su aplicación, según cita el Investigador del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN) de la Universidad Autónoma de México Raúl Manaut Benitez : “Desde que fue firmado, el TIAR ha sido invocado en 17 ocasiones; 16 de ellas fueron conflictos ubicados en la cuenca del Caribe. Debido a que en la mayoría de las ocasiones la invocación al TIAR se refirió a conflictos interamericanos, relacionados con la contención de la insurgencia comunista en la región, la efectividad real del TIAR como un arreglo efectivo de seguridad que pueda cubrir el conjunto de necesidades de seguridad, se ve irrealizable. Adicionalmente, durante la existencia del tratado, la seguridad hemisférica fue abrumadoramente dominada por las preocupaciones de seguridad de Estados Unidos durante la Guerra Fría. Por ello, en América Latina el tratado se identifica sólo con la Guerra Fría y las preocupaciones de seguridad de Estados Unidos, por encima de los intereses colectivos. Esto explica porqué muchos latinoamericanistas sostienen que el tratado sirve sólo para legitimar las intervenciones de Estados Unidos en la región”Citado en  http://www.cidob.org/Castellano/Publicaciones/Afers/64benitez.htm.

A este respecto puede también citarse la opinión emitida por el Conferencista de la “Escuela Superior de Guerra” del Brasil, Coronel Aviador Manuel Cambeses Júnior, al comentar sobre la posibilidad de instrumentar algún mecanismo de defensa hemisférico, frente a hechos tales como los atentados terroristas del 11 de septiembre en los EEUU: “é muito provável que os principais objetivos de segurança, ansiados e perseguidos pela região, não possam ser bem contemplados por este anacrônico Tratado. Desde 1982, quando a Argentina envolveu-se na guerra contra a Inglaterra, pela posse das Ilhas Malvinas, ficou bastante evidenciada a inoperância e tendenciosidade do TIARwww.wsg.br\publcacoes / artigos.htm/Para que resucitar o TIAR?. “Es muy probable que los objetivos de seguridad, ansiados y perseguidos por la región, no sean adecuadamente contemplados por este anacrónico tratado. Desde 1982, cuando la Argentina se vio envuelta  en guerra con Inglaterra, por la posesión de las Islas Malvinas, quedó muy en evidencia la inoperancia y tendenciosidad del TIAR”. Lo destacado es del autor..

Debido a las dificultades para alcanzar acuerdos y consensos entre la totalidad de los países latinoamericanos por causa de la diversidad de intereses y condiciones políticas de cada uno, la modalidad adoptada en términos reales por Estados Unidos fue y es, la firma de acuerdos bilaterales de defensa que regulan las actividades de cooperación, dando un tratamiento diferencial a cada uno de acuerdo a su ubicación geográfica, su comportamiento histórico respecto de tener vínculos estratégicos con Estados Unidos, y las capacidades individuales de cada estadoCitado en www.cidob.org/Castellano/Publicaciones/Afers/64benitez.htm . Sería en este marco, donde podríamos ubicar el “M.D.A.P.” acordado con nuestro país.

 

2. La situación

En definitiva, los norteamericanos a partir de este tratado, instalaron una misión permanente en nuestro país, que tenía su sede en la Ciudad Vieja, y una oficina en la Base Aérea I en Carrasco, la que se mantendría hasta los años setentas cuando EE.UU. suspendió la ayuda militar a nuestro país. Esta misión tenía importantes potestades de control sobre los materiales cedidos en préstamo y en caso de cederlos a otro país debía contarse con su expresa autorización. Así fue, por ejemplo en el caso de los F-51 cedidos a Bolivia.

Gracias a un flujo constante de repuestos y materiales, la Fuerza Aérea continuó volando. Las horas de vuelo parecían estar aseguradas, “los trenes entraban por una línea muerta en Boiso Lanza y bajaban las cajas llenas de herramientas, motores y planos”Sgto.(AT) José D. Palermo padre del autor. Tan grande fue este verdadero torrente de partes, que años después de la desactivación de los B-25, en ocasión de estar efectuando una mudanza de talleres, el Cnel. (Mant.) H. Bustos, pudo comprobar personalmente que todavía quedaban repuestos de los Mitchell, incluyendo un motor perfectamente preservado en esos depósitos.

 

Los aviones cumplían su misión, el “M.D.A.P.” aseguraba que lo seguirían haciendo, el Corcel era fuerte y todo estaba bien.

El futuro sin embargo no sería siempre color de rosa.

 

 

 

 



CAPITULO IV

Una buena movida: "Alianza para el Progreso"

 

1. La alianza

“Que sepan todas las naciones, quiéranos bien o mal, que en aras de la supervivencia y del triunfo de la libertad, hemos de pagar cualquier precio, sobrellevar cualquier carga, sufrir cualquier penalidad, apoyar a cualquier amigo u oponernos a cualquier enemigo”
           John F. Kennedy Citado en www.cidob.org/Castellano/Publicaciones/Afers/64benitez.htm


John F. KennedyEn 1961 llegó a la presidencia de los Estados Unidos, John F. Kennedy, un hombre destinado a transformarse en una leyenda, un presidente que si bien mantenía la línea de sus antecesores en lo que respecta a la “cruzada”, marcaría distancia con ellos en lo que respecta a los mecanismos para llevarla a cabo.

Como lo afirma Ernest R.May: “...en los discursos de los presidentes Eisenhower, Kennedy y otros hombres públicos, el sueño del mundo norteamericanizado se mantuvo en plena vigencia”May Ernest R. Las Relaciones Internacionales. Colección IMAGEN DE ESTADOS UNIDOS. Editorial Vea y Lea. Buenos Aires. Argentina.1964.Pág 313..

Sin embargo la política exterior norteamericana, en especial en lo que respecta a América Latina tendría un giro importante. Decía Kennedy: “A nuestras repúblicas hermanas situadas al sur de nuestras fronteras, les brindamos una promesa específica: convertir nuestras buenas palabras en buenos hechos mediante una nueva alianza para el progreso; ayudar a los hombres libres y gobiernos libres a despojarse de las cadenas de la pobreza”May Ernest R. Las Relaciones Internacionales. Colección IMAGEN DE ESTADOS UNIDOS. Editorial Vea y Lea. Buenos Aires. Argentina.1964Discurso pronunciado al asumir la presidencia, 20 de enero de 1961.Pág 323.

La "Alianza para el Progreso", postulada por el presidente norteamericano en su discurso ante el cuerpo diplomático hispanoamericano en la capital de Estados Unidos el 16 de marzo de 1961, constaba de diez puntos que establecían las bases de un plan de diez años para la mejora económica e implementación de políticas sociales en América Latina, bajo la dirección de los EEUU, y que supuso, en los hechos, una ayuda de 20.000 millones de dólareswww.artehistoria.com/historia/contextos/3216.htm. Como aseguró el historiador y asesor presidencial Arthur Schlesinger, se había convertido en evidente que un esfuerzo de idealismo social era lo único verdaderamente realista que podía hacerse por los Estados Unidos en Ibero Américawww.artehistoria.com/historia/contextos/3216.htm.

En definitiva los Estados Unidos parecía estar intentando aumentar su liderazgo en toda América, pero modificando su estrategia, sustituyendo la amenaza, las operaciones encubiertas e incluso la intervención directa, por una influencia mucho más cooperativa, apoyada esta vez en ayuda económica y alivio de tensiones.

La presidencia de Kennedy, pese a su actitud de liderazgo positivo hacia sus vecinos del sur, experimentó grandes tensiones en sus relaciones con Cuba -que hasta hoy se mantienen- las cuales estuvieron marcadas por dos episodios fundamentales, el primero de ellos fue el bochornoso asunto de Bahía de Cochinos en abril del 61, y el otro la crisis de los misiles en octubre del 62.

En puridad, el problema de Bahía de los Cochinos debe ser achacado más a la administración Eisenhower que a la de Kennedy, ya que este último se limitó prácticamente a dar luz verde a un plan ya gestado y que para esas alturas resultaba en los hechos, indetenible. En cuanto al segundo y más grave asunto de la crisis de los misiles soviéticos en Cuba, lo que resulta interesante para el presente trabajo, como mas adelante se verá, es la forma en que fue resuelto, en especial la fórmula secreta por la cual al cabo de cierto tiempo EEUU aceptaba retirar sus misiles Júpiter de Turquía. Estas armas eran obsoletas y vulnerables, desde hacía tiempo se había pensado en hacerlas desaparecer, pero a Kennedy le pareció que ofrecer esa medida como contrapartida a la retirada de los misiles soviéticos de la isla, habría equivalido a dar la sensación a su propia opinión pública de que se cedía en exceso, por lo cual negoció en forma secreta usando como enlace a su hermano Robert y estableciendo un plazo de seis meses para iniciar el retiro de los mismos, a efectos de evitar una aparente conexión.

En resumen, el flamante presidente de los EEUU era tan “cruzado” como sus antecesores, pero sus armas eran más bien, la ayuda económica, las buenas intenciones y la acción social. Era un hombre decidido y lo demostró claramente durante la “Crisis de los Misiles”, pero es interesante ver como obtuvo una verdadera victoria política al hacer que sus enemigos hicieran un sacrificio importante a cambio de uno relativamente menor (el de renunciar a unas armas que ya resultaban obsoletas, ubicadas en un lejano país).

2. El orgullo de la realeza

En Argentina, hacia 1951 o 1952 la política económica del gobierno peronista se fue agotando, lo que de ninguna manera significa que la gente lo haya sentido. El pueblo en general vivía una vida más plena, más feliz; su dinero le alcanzaba más que en otros años: con un índice de 100 en 1943, un obrero común, de la construcción por ejemplo, ganaba en 1950 un índice 120. Es decir que había aumentado en forma significativa su poder adquisitivo y éste se gastaba fundamentalmente en indumentaria y alimentación. Es decir que el pueblo vivía mejor, comía mejor, se divertía más.

Sin embargo, aunque no fuera evidente en ese momento, la realidad era otra muy distinta. El peso argentino, que en 1946 estaba respaldado en un 130% con divisas y oro, en 1952 estaba respaldado con el -15%, o sea que no tenía cobertura total. Las divisas se habían evaporado, se habían esfumado las reservas de oro y de dólares que había acumulado ese país como consecuencia de la guerra mundial.

Luego de la caída de Perón y de varios gobiernos provisionales efímeros, en febrero de 1958, accedió a la presidencia argentina, el experimentado dirigente radical Arturo Frondizi, el cual debió enfrentar la realidad de una terrible crisis económica que había estado en las sombras y que se hacía evidente en ese momento.

Como se ha visto hasta ahora, las relaciones de Argentina con EE.UU. había sido en general tensas. Según afirma A. P. Whitaker: “una de las pocas constantes en las arenas movedizas de la opinión argentina es un pronunciado antiimperialismo, teñido de yanquifobia”Citado en  Lazaro Ros, Armando. Traductor. Hanke Lewis. Autor. “America Latina (Continente en fermentación)” . Aguilar. México. 1961.Págs. 219 y 220.. El presidente Frondizi empezó a cambiar esta actitud, al entrar en contratos con diversas grandes firmas petroleras norteamericanas, tales como la Standard Oil de New Jersey, y la Pan Américan International Oil Company.

Por otra parte en su mensaje a la nación llamó a “hacer frente a las realidades y adoptar medidas heroicas” , estableciendo políticas de austeridad. Finalmente en 1959, estrechó todavía más las relaciones con EEUU al protagonizar la primera visita en la historia argentina de un presidente de esa nación a Washington. Posteriormente también se reuniría con Kennedy.

En definitiva a principios de los años sesenta una reina empobrecida, se tragaba su orgullo y establecía relaciones estrechas con su gran rival. Esto era un acontecimiento histórico, ya no habría marcha atrás.

3. El tratado

El año 1961 marcó una etapa importante también en las relaciones entre nuestro país y la Argentina.

El 7 de abril de ese año, se firmó un importante tratado, que vino a resolver un problema de fronteras de larga data, se logró arribar a un acuerdo, que respetaba las pretensiones orientales sobre el río Uruguay y sus territorios insulares, lo cual distaba mucho de ser un tema menor. Por otra parte se hizo una declaración conjunta referente al límite exterior del Río de la Plata, lo que lo transformaba en los hechos, en un río interior de soberanía exclusiva de los estados ribereños, lo que dejaba fuera de discusión la pretensión inglesa de considerarlo un “estuario”, hipótesis, esta última, que lo abriría a la navegación internacional.

La frontera del Río de la Plata y el importante tema de la Isla Martín García se dejaban pendientes, pero las relaciones entre ambos vecinos parecían haber mejorado. Era importante mantenerlas en esos términos para llegar a un futuro acuerdo sobre el tema.


4. ¿Seguía siendo necesario amenazar a la Reina?

A partir de los hechos reseñados en este capítulo se puede percibir que la situación general ha cambiado. EEUU decidió promover su liderazgo continental mediante “acciones sociales” en la zona, la Argentina, empobrecida, se tragó su orgullo y mejoró sustancialmente sus relaciones con los norteamericanos. Por nuestra parte, los orientales obtuvimos un acuerdo de límites largamente buscado y bastante favorable, (aunque aún quedaban asuntos pendientes muy importantes con nuestros hermanos del Plata).

Las condiciones parecían estar dadas para ganar el juego por fuera del tablero, los negocios parecían ser una mejor arma que los bombarderos. Incluso la administración Kennedy podía devolver la simpatía de la Reina, haciendo un pequeño sacrificio para agradarla, prescindiendo de un arma casi obsoleta ubicada en un lejano país, (igual a la solución que se había arribado en la crisis de los misiles en Cuba). No hay que olvidar tampoco a los orientales, que contentos con su nueva y segura frontera, podían dedicarse a volar en aviones de transporte para realizar “acciones sociales”, en lugar de amenazar a sus vecinos con tensionantes bombarderos.


La muerte del caballo había sido decretada y estaba próxima.
 


 

 

 


 

CAPITULO V

Gambito de Caballo

 

“Gambito: (Del ital. gambitto, zancadilla) m. Lance en el juego de ajedrez que consiste en sacrificar un peón o pieza, a cambio de conseguir una ventaja en el ataque.”     Diccionario Enciclopédico Salvat.

Cuando un equino sufre una herida o enfermedad grave, o es demasiado viejo para seguir prestando servicios útiles, por su propio bien y por el de todos, se hace necesario sacrificarlo, a veces sin embargo, y tal cual reza la definición citada, el sacrificio responde a otras causas.

 

1. La salud del caballo

¿Sufría la flota de B-25 Mitchell alguna enfermedad incurable? ¿Estaba obsoleta al punto de tornarse inútil o inoperativa? ¿No tenía misiones que cumplir? ¿Qué sucedía con el abastecimiento y los repuestos? En definitiva: ¿era necesario sacrificar el caballo debido a su salud?

 

a. El filo de la punta de lanza

A principios de los años sesenta y poco antes de la muerte de los B-25, el Grupo de Aviación Nº 3 (Bombardeo), tenía un alto grado de operatividad. Sus tripulaciones estaban muy bien entrenadas y motivadas, los mecánicos del Grupo eran muy profesionales, y se tenía un flujo adecuado de repuestos, lo que hacía que siempre existiera un gran porcentaje de aviones en orden de vuelo. Se buscaba incluso, diversificar las misiones asignadas a los aviones mediante la transformación de algunos de ellos en aeronaves de fotografía aérea. Sin embargo no todo eran rosas, también existía un problema llamado corrosión.

 

(1) El entrenamiento

De las entrevistas personales realizadas surge que, en esa época, cada avión tenía una tripulación fija, que convivía y entrenaba junta, existía entre ellos un gran compromiso y una sana competencia tanto entre tripulaciones como del Grupo completo con otros Grupos de aviación.

Del libro personal de vuelo que el Sr. Brigadier (Av.) W. Malatés enseñó al autor, surge que el mismo volaba en los B-25 un promedio de 150 a 250 horas por año, cumpliendo diversos tipos de misiones, que incluían bombardeos simulados, instrumentos y vuelo nocturno. Existía, según lo expresado por el mencionado oficial general, una competencia entre las tripulaciones las cuales se disputaban el ser quienes tuvieran más horas de vuelo, o más misiones de determinado tipo, por lo cual ese promedio de horas era común. En definitiva, “se volaba bien”.

Los aviones estaban dotados del sistema ILS para el aterrizaje por instrumentos, pero no se podía practicar dicha modalidad de aproximación en nuestro país ya que se carecía de las facilidades en tierra, por lo cual era normal que las tripulaciones cruzaran el del Río de la Plata y se entrenaran en Buenos Aires, donde sí había dichas facilidades.

Otra práctica común -que habla muy bien del grado de entrenamiento alcanzado y de la profesionalidad de los oficiales y del personal- era la entrega del “sobre”. A cualquier hora, quizás durante el almuerzo o a la hora de la licencia diaria, sin previo aviso, un Oficial de Operaciones se acercaba a uno de los jefes de tripulación o de escuadrilla y le entregaba un sobre cerrado. A partir de ese momento el receptor del sobre tenía un tiempo de 15 a 20 minutos para reunir a su tripulación, poner en marcha y decolar. Una vez que ya se encontraban en vuelo, recién se podía proceder a la apertura del “sobre”, que contenía los datos de la misión a realizar.

Asiduamente se practicaban ejercicios de evacuación de las aeronaves, lo que se hacía colocando colchones debajo de las escotillas de emergencia y practicando la salida desde las mismas, tanto de los pilotos como de los demás tripulantes.

(2) La motivación

Además de lo ya reseñado, que habla a las claras de la motivación de las tripulaciones, podemos señalar otros hechos interesantes para complementar lo dicho.

Por ejemplo, se fabricaron por iniciativa de los oficiales y los mecánicos del Grupo 3, verdaderas bombas de napalm, utilizando para ello una mezcla casera de combustible y detergente que se colocaba dentro de bombas de ejercicio huecas, a las cuales se les daba vuelta el cartucho fumígeno, de forma tal, que cuando el mismo se activaba por el impacto, se disparaba hacia adentro e inflamaba la mezcla casera. Estas bombas incendiarias hechas en casa, se utilizaron y lanzaron desde los B-25 contra islotes en el Río de la Plata, frente a las costas de Rocha, pudiéndose apreciar que permanecían encendidas aún debajo de la superficie del agua, por hasta 20 minutos.

Por otra parte los mecánicos del Grupo, utilizando los manuales del avión, incursionaron en reparaciones y modificaciones, que estaban teóricamente por encima de sus capacidades y que habitualmente se realizaban en Brasil, lo que provocó ciertos incidentes que más adelante trataremos.

(3) Las misiones

Si bien es cierto que hacia 1962 los B-25 eran comparativamente anticuados, impulsados por motores recíprocos en una era de aviones de combate jet, no por ello dejaban de ser aviones capaces dentro del contexto de la realidad del Uruguay.

Los B-25 podían realizar en este entorno misiones de combate. En Uruguay habían sido desplegados en la ciudad de Colonia en ocasión de la caída del régimen peronista, y tómese a modo de ejemplo lo sucedido en abril de 1961, cuando los anti-castristas cubanos, habían empleado desde Nicaragua, aviones B-26 (muy parecidos y contemporáneos de los B-25), contra las tropas de Fidel Castro durante la invasión de la Bahía de Cochinos, cuyo fracaso no puede atribuirse a la calidad de los aviones empleados, sino, entre otras cosas, a la suspensión por razones políticas, de la mayoría de las operaciones aéreas previstas.

B-25 venezolanos - http://www.fav-club.com/legendarios/B-25.htmOtro ejemplo, lo constituye la Fuerza Aérea Venezolana, la cual, en 1963 -en el mismo año en que nuestro país transformaba estas magníficas máquinas en lingotes de aluminio- incorporó a su flota de B-25, nueve de estos aviones provenientes de la Fuerza Aérea Canadiense (RCAF), y los operó hasta el año 1973 en la Base Aérea “Tte. Vicente Landaeta Gil”, Barquisimeto, Estado Lara, sustituyéndolos finalmente por OV-10E Bronco. Brasil por su parte los usó hasta 1970.

Por otra parte, aún en el caso de que no pudieran realizarse a mediano plazo operaciones de combate clásico, quedaban algunas misiones de importancia. Por ejemplo, la contra insurgencia no era desconocida en la época. Recordemos que en ese misma momento en Vietnam, los Estados Unidos estaban empleando los monomotores recíprocos A-1 Skyryders. Sobre todo, se estaba encarando la realización de un relevamiento fotográfico nacional, el que se concretará finalmente en el año 1966. Este relevamiento fotográfico fue finalmente realizado por una empresa extranjera contratada especialmente (que justamente poseía por lo menos un Mitchell adaptado a esa tarea), pero todo indica que habría podido efectuarse con medios propios utilizando para ello los B-25.

En la Fuerza Aérea no contaba con un grupo especialmente dedicado a la fotografía aérea, la cual sobrevivía gracias a esfuerzos meramente personales. Con la iniciativa de los oficiales del Grupo, que buscaban mantener sus máquinas volando, y con el apoyo indispensable del mando de la época, se logró modificar en San Pablo, Brasil, uno de los bombarderos Mitchell, adaptándolo a las tareas de fotografía, con el que supuestamente se realizaría el relevamiento en cuestión.

A la sazón, el único fotógrafo de la época en la Fuerza Aérea, era el entonces Tte. 2º Walter Malán, asignado a volar en el Grupo de Aviación Nº 3, por lo cual estuvo directamente involucrado en el fracasado intento de implementar el relevamiento fotográfico nacional con medios propios.

Según él mismo relató al autor, se le asignaron 7 u 8 integrantes del personal subalterno que entrenó personalmente para el desempeño de las tareas técnicas necesarias. Para superar el inconveniente de la falta de cámaras métricas en nuestro país, encaró una negociación con los titulares de empresa Pablo Ferrando (que era la representante de la “Wild” en Uruguay), quienes en principio, aceptaron arrendar una cámara aérea de las características necesarias, por la suma simbólica de un dólar, con fines promocionales. Según Malán afirma se estuvo trabajando con mecánicos de la Base Aérea I, en la adaptación de un segundo B-25 para darle la capacidad fotográfica y así contar con dos aeronaves de estas características.

En definitiva, la capacidad estaba y la misión se podía cumplir, excepto por un último escollo imposible de salvar que se abordará un poco más adelante en este mismo capítulo.

En definitiva misiones y proyectos no faltaban. Baste como ejemplo la actuación cumplida por estas nobles máquinas en las inundaciones de 1959, realizando, transporte, reconocimiento, fotografía, y lanzamiento de víveres y suministros.

 

B-25 venezolanos - http://www.fav-club.com/legendarios/B-25.htm

(ver Las Inundaciones del 59)

 

(4) Corrosión

Un año antes de ser chatarreados, es decir en 1962, los B-25 fueron desafectados de vuelo, y pasaron a estar estacionados en la planchada de la Base Aérea I. La causa aparente de esa decisión, fue el hecho de que se encontró corrosión en los largueros centrales de varias máquinas y para muchos esta corrosión fue determinante para su destino final.

Contra lo que cabría pensar, ese largo año sin volar, no implicó el deterioro de los aviones, muy por el contrario, durante ese tiempo un grupo de mecánicos entre los que se encontraba el actual Cnel. H. Bustos, se dedicó a mantenerlos en buenas condiciones, poniéndolos en marcha regularmente y haciendo las tareas de mantenimiento habitual. Pero sobre todo, se preocuparon por recuperar los aviones que estaban afectados por corrosión -que no era grave salvo en un caso- aplicando un tratamiento a base de ácido crómico, que resultó muy efectivo y exitoso.

En definitiva se puede afirmar que las aeronaves en general, a la fecha en que fueron definitivamente desprogramadas, no tenían problemas de corrosión pues estos habían sido subsanados.

 

b. M.D.A.P., una relación tormentosa

Lamentablemente nada es perfecto en la vida. La experiencia nos dice que todas las cosas tienen un costo. El M.D.A.P., con todas sus ventajas, no fue la excepción.

La misión americana tenía además de su sede en la ciudad vieja, una oficina permanente en la Base Aérea I, y desde allí se ejercía un férreo control sobre todo el material de vuelo.

Los Grupos diariamente además de entregar las novedades del estado de la flota a sus mandos naturales debían hacerlo también a la oficina de la misión americana.

Esto no dejaba de provocar tensiones tales como las que, a modo de ejemplo, expondremos a continuación.

(1) Holley

El B-25 como buen avión de combate que era, a veces tenía sus complicaciones, una de ellas y por un doble motivo, eran sus excelentes carburadores marca Holley.

El motor Wright Cyclone R2600 - http://www.oldengine.org/members/diesel/USAF/Museum6.htmLa primera complicación que tenían los carburadores era su ubicación: A efectos de darles la mayor protección posible ante el fuego enemigo, habían sido colocados en un área muy protegida hacia el centro del motor, lo que implicaba que si bien estaban a salvo de las balas y la metralla, quedaban también bastante inaccesibles para los mecánicos, los cuales debían, llegado el caso, hacer un desarme muy importante para llegar hasta ellos.

El segundo problema, motivado por las altas exigencias a las que se veían sometidos, era su alto grado de complejidad y relativamente importante índice de fallas.

En definitiva los carburadores daban bastante trabajo a los mecánicos, lo que en sí no hubiera sido tan malo, sino fuera por el hecho de que el mantenimiento de arsenal -por exigencia de los norteamericanos y entre otras cosas debido a la supuesta falta de calificación de nuestro personal- debía realizarse en San Pablo. Todo esto implicaba demoras importantes y que los aviones a veces quedaran fuera de orden de vuelo por varios días.

Nada que un par de buenos mecánicos -uno de ellos el Cnel. (Mant) H. Bustos- con iniciativa, manuales y repuestos no pudieran resolver.

Se procedieron a desarmar completamente dos carburadores, se sustituyeron los diafragmas, se colocaron en un avión y se probaron en tierra, funcionando a la perfección. Solo bastaba el vuelo de prueba, el cual por razones tanto de seguridad como disciplinarias, se realizó por parte del Jefe de Grupo y del Jefe de Operaciones, acompañados, como no podía ser de otra manera, por los mecánicos involucrados.

Las pruebas fueron un completo éxito y se comprobó, por la fuerza de los hechos, que los Holley no constituían un “misterio” solo reservados para iluminados.

La novedad no pasó inadvertida a la oficina de la misión norteamericana, que constató que un avión que no podía volar, pues sus carburadores aún estaban en San Pablo, aparecía en orden de vuelo en el parte diario.

No transcurrieron más de uno o dos días hasta la llegada desde Boiso Lanza, de una inspección a cargo de la plana mayor de mantenimiento de la época, quienes advertidos por los norteamericanos, llegaron a determinar responsabilidades y prohibir tan peligrosas actividades hacia el futuro…

(2) Una sonrisa para la foto

Según planteábamos anteriormente, el famoso relevamiento fotográfico nacional habría podido ser realizado con medios propios. Gracias al esfuerzo de los oficiales y personal de la Base Aérea I, todos los inconvenientes técnicos estaban superados o en vías de superación, solo faltaba un último escollo.

Ese último obstáculo era justamente el beneplácito de la misión americana, por lo cual, se hizo una reunión en la sede de la ciudad vieja, entre el oficial que iba a estar a cargo de las tareas de fotografía el Tte. Malán -enviado personalmente por el Inspector General de la Aeronáutica. Brigadier Conrado Saez- y el representante norteamericano el Cnel. Chinook, el cual se opuso terminantemente a dicho emprendimiento. La argumentación en contra del proyecto por parte Chinook fue tan pobre, que el Cnel Malán al entregar novedades de la reunión a sus superiores les dijo: “Chinook de negocios sabrá mucho pero de fotografía no sabe nada”.

Luego de esa reunión el proyecto deja de contar con apoyo y fue finalmente abandonado, siendo contratada una empresa extranjera para efectuar el relevamiento fotográfico nacional.

En definitiva, el corcel gozaba de buena salud y podría haber seguido cabalgando muchos años más gracias a la ayuda del M.D.A.P. que era a la vez su soporte y su yugo.

Sin el M.D.A.P no había vuelo, pero con él, tampoco había libertad.

 

2. El holocausto

www.lajiribilla.cu/pdf/cronica2.pdf Capitulo 2 La administración de EisenhowerSea por las razones que fuera, el año 1963 marcó el fin de los Mitchell en nuestro país. Fue una muerte decretado sin duda por “razones de política militar norteamericana”Brigadier General (Av) W. Malatés.

Sin embargo, la forma casi cruel, en que esa muerte ocurrió, no fue un problema de los norteamericanos, sino un asunto criollo. Nada quedó de estos magníficos aviones, ninguno se conservó ni siquiera como pieza de museo, todos fueron destruidos, transformados en lingotes de aluminio. Tanto es así, que el B-25 que se encuentra hoy en día en el Museo Aeronáutico es en realidad un ejemplar que perteneció a la Fuerza Aérea Brasileña y que fue donado a nuestro país en el año 1977Aeronoticias. Año II- Nº 6 “El B-25 Mitchell en el Uruguay”.

Quizás ante la decisión, ya ineludible, de radiarlos del servicio, hubiera sido posible una negociación para cederlos a otro país -tal como se hizo en su oportunidad con los F-51 Mustang- o simplemente transformar alguno de ellos en esos monumentos tan comunes en todas las bases aéreas del mundo. Sin embargo no fue así. En la época, muy probablemente debido a la abundancia de materiales y repuestos que llegaban a través de la ayuda militar, existía, aparentemente, una percepción mas o menos inconsciente de que la situación de abundancia se mantendría por tiempo indefinido, lo que naturalmente conspiraba contra la administración ponderada de los recursos y contra la creación de un acervo histórico.

En agosto de 1963, luego de haber estado un año estacionados en la línea de la Base Aérea I, esperando su resurrección, los Mitchell comenzaron a morir.

En primer lugar fueron removidos el armamento y todos los equipos que pudieran brindar alguna utilidad.

Después le tocó el turno a las alas, las cuales fueron separadas del fuselaje, por razones de practicidad –recordemos que se estaba procediendo a fundir los aviones- mediante golpes de hacha.

Como paso final, las carcasas vacías fueron conducidas hasta una fosa de ladrillos refractarios especialmente construida y equipada con potentes quemadores a gas oil – los que eran aparentemente propiedad de una empresa privada que giraba en el ramo de la chatarra- para ser arrojados de nariz a la misma, donde iban fundiéndose paulatinamente hasta que desaparecía finalmente la cola.

El Grupo entero se reunió en silencio para observar como sus máquinas eran destruidas. Según cuenta el Cnel. H. Bustos, alguien sugirió que solo estaba faltando una botella de champaña para hacer un último brindis de despedida. El sentimiento de desazón fue terrible. Se dice que a raíz de esta experiencia, hubieron oficiales que nunca volvieron a volar en otras máquinas e incluso alguno que abandono definitivamente la carrera militar. El Cnel. W. Malán, cuando se refiere a estos hechos, lo hace utilizando la frase “el crimen”, la cual parece reflejar adecuadamente el sentimiento que invadió a la gran mayoría de los integrantes del Grupo Nº 3 (Bombardeo).

Ver:  B-25 - El oscuro final de los últimos guerreros clásicos, la historia de este holocausto contada por Humberto Arioni Jones, piloto de los Mitchell uruguayos.


 

 



CONCLUSIONES
A lo largo del desarrollo de este trabajo se han establecido una serie de hechos, a saber:

1. En la década de los 40 EE.UU. procuró establecer bases aeronavales en el territorio uruguayo lo que se vio frustrado por las presiones políticas de la Republica Argentina y de la oposición al gobierno.

2. Luego de la segunda guerra mundial, EEUU adquirió un mayor protagonismo mundial, desplazando la influencia británica e iniciando una verdadera cruzada como líderes mundiales, lo que lo llevará a enfrentarse con la URSS en la guerra fría y sumergir al mundo en la realidad bi-polar.

3. Truman y Eisenhower no dudaron en usar todos los instrumentos que fueran necesarios para asegurar el triunfo de la cruzada norteamericana y la contención del comunismo en América Latina, utilizando mecanismos que variaron desde la presión política, pasando por la ayuda militar, acciones solapadas e incluso en algunos casos la intervención directa.

4. La Argentina -en especial durante los gobiernos peronistas- era la potencia regional de la época y tuvo siempre una relación antagónica con los EEUU, disputando los intereses de este en el ámbito regional e incluso en los foros mundiales.

5. En el marco de la realidad reseñada hasta ese momento, nuestro país recibe importante ayuda militar norteamericana, la que incluye una relativamente pequeña pero muy potente fuerza de bombarderos medianos, con su correspondiente soporte logístico y que era capaz de amenazar la libre navegación del Río de la Plata, la cual es un imperativo geopolítico para Argentina.

6. Al comienzo de la década del 60 la coyuntura política es otra muy distinta, Kennedy lanza su Alianza para el progreso, triunfan las políticas de “acción social”, la Argentina empobrecida estrecha sus lazos con los norteamericanos, y nuestro país consigue un triunfo diplomático importante, aunque parcial, en la determinación de sus fronteras con Argentina.

7. Dentro de la nueva coyuntura, la ayuda militar norteamericana se orienta a la aviación de transporte y helicópteros en detrimento de la aviación de bombardeo.

8. Los B-25 Mitchell al momento de su desprogramación se encontraban en buenas condiciones, las tripulaciones tenían un alto grado de operatividad y existían distintos tipos de misiones a realizar. En otros países de América Latina prestaron servicios por otra década.

 

Ver "Historia de los Hellcat uruguayos", donde Nelson Acosta escribe sobre el final de los F6F de la Aviación Naval Uruguaya: "Quizás la necesidad de volcar esfuerzos hacia otras unidades, quizás planes para la adquisición de nuevo material de vuelo. Lo cierto es que aún con seis de los F6F en orden de vuelo, se decidió su retiro." Corría el año 1960.  Son muchas las coincidencias que pueden conducir a pensar que las razones para dejar de volar los B-25 y los Hellcat sean las mismas...

(agregado de la redacción de "Memorias del Tiempo de Vuelo")


En definitiva, a partir de los hechos que se han reseñado brevemente y de los demás datos aportados en el presente trabajo, el autor estima como muy factibles las siguientes hipótesis:

 

1. El arribo de los B-25 Mitchell, así como de otros aviones de combate a nuestro país, dentro del marco de la ayuda militar norteamericana, fue coherente con la política exterior de EE.UU. y perseguía un triple motivo:

 

a. Contribuir a estrechar los lazos con nuestro país, sustituyendo la influencia británica presente hasta ese momento.

b. Crear un sucedáneo al fracaso de la instalación de bases propias en nuestro territorio, por lo cual los norteamericanos, se aseguraron de al menos, conservar un cierto control de los medios aéreos cedidos a nuestro país, mediante la administración de la logística.

c. Finalmente, crear una situación de tensión o molestia a la República Argentina, la que le antagonizaba en la región, que vería de esta forma, una amenaza a sus intereses geopolíticos por parte de una fuerza aérea creíble, que -desde su punto de vista- respondía exclusivamente a directivas norteamericanas.

 

2. La decisión de desprogramar los B-25 Mitchell fue tomada por los EEUU en defensa de sus intereses en la región por los siguientes motivos:


a. Decidieron aliviar tensiones en el Río de la Plata al estrecharse sus relaciones con la Argentina a principios de los años 60.
b. Priorizaron la influencia económica en detrimento de otras formas de influencia.
c. A pesar de eliminar los bombarderos, continuaron estrechando lazos de amistad con nuestro país, al priorizar el área de “acción social” y aumentar la ayuda militar en aviones de transporte y helicópteros.
3. Nuestro país no vio con malos ojos la desprogramación de los aviones de bombardeo por un doble motivo:
a. Se continuaba recibiendo abundante ayuda militar norteamericana y no era conveniente crear una situación antagónica que la pusiera en peligro.
b. Se había logrado recientemente un acuerdo muy favorable de límites con Argentina y se tenían esperanzas de lograr algo similar para el Río de la Plata, por lo cual era necesario cultivar las buenas relaciones.
4. La decisión de transformar la totalidad de los aviones en chatarra fue una decisión local, relacionada con la cultura organizacional de la época, que no estaba comprometida con la conservación y la creación de un acervo histórico pues existía una tendencia a percibir como inagotable la abundancia de medios proporcionados por la ayuda militar extranjera.

 

De esta forma los B-25 Mitchell pasaron a la historia

de nuestra Fuerza Aérea, con pena y con gloria

 

 

 

 

 

GAMBITO DE CABALLO

JAQUE MATE

El motor Wright Cyclone R2600 - http://www.oldengine.org/members/diesel/USAF/Museum6.htm

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José Palermo, 2004    


 

 



FUENTES

Bibliografía

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Maruri Juan Tte. 1º “Historia de la Fuerza Aérea Uruguaya” Segundo Tomo. Montevideo 1996

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Diarios y revistas

Diario el Día 24 de abril de 1959. Gentileza May.(Av.) José Abellá

Revista Aeronoticias Año II  Nº6 “El B-25 Mitchell en el Uruguay”.

Entrevistas personales

Brig.Gral. (Av.) Werner Malatés

Cnel.(Av.) Carlos Mercader (Telefónica)

Cnel.(Mant) Hebert Bustos

Cnel.(Av.) Walter Malán

Tte.1º(Av.) Juan Maruri

S.O.M. Juan Misol (Telefónica)

Documentos varios

Orden de la Inspección General de la Fuerza Aérea Nº 924.

Boletín del Ministerio de Defensa Nacional Nº 3487.

Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca

Sitios en Internet

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www.home.att.net/~jbaugher2/b25_30.html

 Diagramación y Diseño gráfico:  Pilotoviejo
 

 


publicado en "Memorias del Tiempo de Vuelo" www.pilotoviejo.com el 6 de febrero de 2005